by Adriana Uribe
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24 June 2020
Google Translate, el sistema de traducción automática de Google, es utilizado en 64 idiomas por más de 200 millones de personas cada mes en todo el mundo. Dice cnet.com que esto equivale más o menos a la cantidad de texto de un millón de libros por día. Sin embargo, hasta los científicos que trabajan para Google Translate, tales como Franz Och, admiten que a pesar de su popularidad, la traducción automática está lejos de ser capaz de reemplazar a los traductores de carne y hueso. La traducción automática, en palabras de Och, “motiva a la gente a expresarse en su propio idioma e involucrarse en conversaciones globales, pero los expertos en traducción son ahora más importantes que nunca.” Aunque el lenguaje sea el reflejo de la comunicación humana, cada idioma adopta muchísimas variaciones, a veces siguiendo patrones originales y únicos que a pesar de todo permiten expresar la complejidad de nuestras emociones e ideas. Si hay dos personas hablando un mismo idioma, podrán entenderse mutuamente. Sin embargo, la comunicación entre ellas no puede ser reemplazada eficazmente por una máquina. Uno puede pedir ayuda en cualquier idioma y sin embargo, no hay una estructura lingüística común en todos los idiomas que pudiese considerarse como infalible y reproducible para comunicar el mismo mensaje. La traducción automática evidentemente está volviéndose cada vez más sofisticada y de esta manera, el proceso de traducción se ha simplificado. Pero la capacidad para reemplazar humanos todavía está por verse. A continuación les dejo tres simples razones por las cuales este es el caso. El lenguaje no es solamente una secuencia de palabras o sonidos: la comunicación humana incluye vastas cantidades de información que no está necesariamente en el mensaje ya sea escrito o hablado. Imagínense que están escuchando una conversación entre dos personas. Una de ellas dice: “me encanta la pasión de mi hermano por el fútbol”. El contexto, el tono y hasta el lenguaje corporal que acompañan tal frase nos permiten comprender el significado real de la frase de la misma manera que la persona escuchando comprenderá sus connotaciones de manera más profunda. Un programa de traducción puede crear la correspondencia perfecta para reemplazar las palabras entre un idioma y otro pero es muy probable que no reconozca los tonos irónicos que ofrece la frase original. Google Translate puede traducir esta frase en casi cualquier lenguaje. Pero cualquier información adicional tácitamente incluida en el contexto del diálogo, ya sea escrito o hablado probablemente se pierda en la traducción. La traducción automática no incluye la sensibilidad cultural: un traductor identifica detalles culturales gracias a su experiencia con el lenguaje en múltiples contextos. El resultado será la selección de palabras que garantizan que se respetan los elementos culturales. De esta manera la traducción producida por un ser humano no pierde sentido. Si los elementos culturales no son traducidos, el traductor todavía puede aclarar o explicar si estos tienen una implicación clara en lo que traduce. Esto hasta ahora continúa siendo un talento irremplazable y único de los traductores. Puede ser que los traductores no sean exactos, pero son más veraces: si abrimos un diccionario español-inglés encontraremos que casi todas las palabras tienen más de un equivalente en idioma opuesto. Este es el caso entre cualquier par de lenguajes y con la mayoría de palabras en el diccionario. La habilidad del traductor para encontrar el término adecuado en cada frase podría ser reproducida eficazmente en muchos casos, pero no en todos ellos. Es improbable que la traducción automática logre la fidelidad que logra el traductor. No debemos olvidar que el lenguaje es móvil, flexible y en permanente transformación. Aunque la traducción automática mejore la comunicación global sin tener que aprender varios idiomas, la sofisticación del lenguaje requerirá la atención concentrada de la ciencia y la tecnología para poder lograr una buena aproximación a lo que es el cerebro humano. Nuestra capacidad para utilizar un código como el lenguaje con la creatividad y la libertad que nos permite compartir con otros nuestras ideas, pensamientos, planes, emociones, esperanzas y sueños, no será reemplazada por una máquina en un futuro cercano.